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Este año la Convivencia de Bachillerato ha estrenado destino: Sevilla. Tanto la ciudad como los sevillanos nos han cautivado y han superado nuestras expectativas.

 

Durante tres días, hemos recorrido la ciudad a pie o en bicicleta, y hemos visitado sus principales monumentos que nos han hecho conocer su larga e intensa historia. Todas quedamos asombradas con la belleza de los Reales Alcázares y el retablo de la catedral, las vistas desde lo alto de la Giralda o el mirador de las Setas, la mayor estructura de madera del mundo, obra del arquitecto alemán Jürgen Mayer.

Uno de los momentos más divertidos fue la visita guiada en bicicleta, recorriendo el parque de Mª Luisa, los principales edificios de la Exposición Iberoamericana de 1929, la Real Fábrica de Tabacos, sede de la Universidad de Sevilla o el palacio de San Telmo, sede la Junta de Andalucía. También callejeamos por el barrio de Triana y llegamos a la iglesia del Cachorro, un cristo que debe su nombre a un gitano moribundo en el que se inspiró su autor. Allí coincidimos con dos miembros de la Hermandad del Cachorro que, a las interesadas, nos explicaron el ritual de preparación de los pasos para la procesión y cómo son portados estos por los costaleros.

También tuvimos ocasión de visitar la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería, que debe su nombre a la originaria escuela de caballería fundada en 1670 por treinta y dos caballeros, siguiendo la indicación del rey Felipe II. Pero lo que sin duda más nos emocionó a todas fue el espectáculo de flamenco al que acudimos la noche del jueves, en el museo de Baile Flamenco, dirigido por la bailaora Cristina Hoyos.